8/10
La casa es muy agradable y acogedora, así como Marcos, su dueño.
Sobre el pueblo, he de decir que nos decepcionó un poco. Buscábamos hacer algo de senderismo y resultó que aunque hay algunas rutas, y en la casa había un plano, a la hora de encontrar las rutas fue todo un reto, pues preguntando a la gente del pueblo como llegar, no las conocían, no estaban indicadas por ningún sitio, solo preguntando a unos chavales conseguimos llegar a las Hoyas, una zona con unas pozas de agua corriente, pero sucia y maloliente, y cerca un puente (mini) romano, que encontramos por casualidad, después de haberlo buscado, sin indicación ninguna y apenas casi escondido entre zarzas y matorrales. Visto el éxito, ni intentamos llegar a la ",Piedra Escrita", pues no era plan andar 10km y que los dueños de la propiedad en la que se encuentra no nos dejaran entrar.
Muy bonitas las vistas a la sierra, pero el cómo acceder: otro enigma. Menos mal que lo que más deseábamos era recuperar la compañía de amigos ,y en eso, la casa cumplió con sobras las expectativas