Somos clientes habituales, y nunca habíamos sentido nada igual ni aquí ni en otro lugar.
Para empezar, ningún día nos fueron a limpiar la habitación, ni siquiera recoger la basura. Podríamos pensar que por el COVID, no quieren entrar en habitaciones, pero es que los trabajadores en las zonas comunes están fumando sin mascarillas juntos y bebiendo en el bar piscina. Les tuve que pedir una sartén y me dieron una cacerola wok, sin desinfectar.
Para colmo, parece que las personas que viven por la zona iban a beber al bar piscina, entraban y salían sin mascarilla, ponían música y bailaban entre ellos, como si el COVID no hubiese existido.
Como único comentario positivo, decir que descansamos de escándalo porque no había ningún ruido, y la cama era súper cómoda.
Vuelvo y repito, somos clientes habituales, pero a no ser que vaya con mis mascotas, a este alojamiento volveré cuando toda esta situación haya acabado.