La estrategia es bien conocida: se anuncia un apartamento bueno y después se dice que ése ya está ocupado, proporcionando al cliente a última hora otro mucho peor. En este caso, sin wi-fi, con sólo una sábana pequeña que no cubría la totalidad de la cama, sin toallas, sin papel higiénico y con mobiliario roto.
Todo muy lamentable.