Hemos tenido una experiencia agridulce.
Al llegar al alojamiento, nadie nos abría la puerta, llamé al anfitrión y no contestaba. Después de insistir varias veces contestó. Además, no nos comunicaron que el ascensor no funciona y era un tercer piso.
En cuanto al alojamiento, todo muy bien, al igual que la limpieza. Otro punto positivo es el detalle del café y el bollito.