El alojamiento es sencillo, la atención del personal es buena, son atentos aunque te controlan como si fuera una "casa de citas". Subimos con un amigo que vive en Madrid mientras nos cambiábamos para ir a cenar y desde recepción nos dijeron: "poquito rato que no puede quedarse".
La habitación estaba limpia pero con un olor a humo demasiado intenso, cada día. Las toallas raídas aunque limpias. La habitación correcta, decoración muy anticuada pero las camas cómodas y en general lo básico para una estancia agradable.
Lo mejor la ubicación en pleno centro de la ciudad, al lado de Sol.
Nos alojamos en la semana del arte, de modo que todos los precios de la zona eran altos, pero de no ser esa semana el precio sería excesivo para lo que ofrece.